Enric Torras [Nacido en 1977 y residente en Vic (Barcelona). Estudió Teoría de la Literatura y Literatura comparada (UAB). También guión de cine (Rodar & Rodar). Trabaja para la administración y la gestión cultural, en la provincia de Barcelona. Colabora desde hace años en entidades de voluntariado social. Entró a través de un familiar en una secta gnóstica destructiva y tras 14 años de disciplinas, pseudoestudios, viajes internacionales, conflictos internos y familiares, y distanciamiento del mundo real, decidió abandonar discretamente la secta y reconstruirse de nuevo].
Trabajo originalmente presentado en el II Encuentro Nacional de Profesionales, Familiares y Ex Miembros de Sectas, celebrado en Madrid los días 4 y 5 de marzo de 2016.
Espero que mi acento de Vic no os haga reír demasiado, ya que me sonrojo rápidamente.
Primero de todo quisiera elogiar el encuentro, porque tanto ex-miembros, familiares y profesionales, hablando juntos da mucho de sí y se puede avanzar en serio.
Empezaré con una anécdota.
Tenía 24 años y me había pasado ya siete años escribiendo poesía de la temática que gustaba a la secta gnóstica donde estaba. Temas de valores santurrones, de seres cósmicos, de seudociencia, de personajes históricos que se habían apropiado como reencarnaciones pasadas del gurú…
Entre estas, yo escribo una poesía de cierto nivel intelectual y me lo ponen en la pizarra del local alquilado donde se daban las clases.
Al cabo de un mes, después de ir dos veces por semana a las sesiones y que nadie de la sala leyera mi poesía, me atreví a pedir para qué servía haberme esforzado en mi escrito.
Estaba echo un atajo de nervios ya que cualquier sombra de vanidad era castigada con reproches públicos reiterados y cuarentena psicológica, por eso no fui muy contundente.
No hubo respuesta. Al menos clara. Esto es representativo de cómo se tratan los frutos de la creatividad en esta secta. O sea, se predica que es necesario el arte y los valores individuales, pero cuando llega el momento, no piden mas que obediencia, o sea, que calles y que colabores con lo que ordena el líder.
Entonces comprendí, que había estado derrochando mi talento, mi tiempo y mi focalización de la creatividad y labor artística. Porque, solo podía esperar palabras amables de mis obras, pero vacías, con condescendecia y sin hablar al concreto, solo con frases hechas y filosofía barata.
Te alejan emocionalmente de cualquer persona que pueda ayudarte, familiar o amigo, ya que se considera que tienen demasiado ego, esto en la fase que eres vulnerable. Luego, los quehaceres son interminables. En concreto hay uno al que llaman autoobservación, que hace que te estés observando todo el dia a ver si hay algun ego escondido, de dia o de noche. En realidad lo que provoca es que te estes cuestionando constantemente si lo que haces es correcto.
Se fustiga a un aspirante públicamente, para llegar a una catarsis de grupo, en cada sesión, para mantener el miedo a decir o hacer algo.
Se enaltecen las culturas en época de abundancia y de los personajes históricos que han tenido nexos con grupos secretos. Y se apropian de ellos, claro.
La denigración de la sociedad actual, haciendo hincapié en las injusticias, argumentando un caos excesivo y simplificando la realidad social para poder demostrar síntomas altamente apocalípticos, e incluso he llegado a escuchar del gurú la descripción, paso a paso, explicada con terminología científica del fin de la Tierra y la ayuda in extremis de los extraterrestres a los seleccionados.
Existen contradicciones constantes: tener fe ciega es de tontos, pero tener fe ciega en el matrimonio de los dos gurús es indispensable para no caer en el abismo de los peores pecadores; los que saben y no usan su “conocimiento”, o sea no se integran más en el grupo para hacer proselitismo.
Las prácticas adaptadas de yogas, runas, meditaciones en grupo e individuales, te permiten tener una sensación ficticia de control emocional de uno mismo por el simple hecho del hábito.
Cualquier recomendación, sea simple como una pauta, o complejo como una disciplina física y/o psicológica, conlleva cargarse de energía. Todo lo contrario, no hacer caso, o no ser constante, te debilita hasta el punto de sentirte sin ninguna energía, puesto que tu moral ya es de por si, débil en ese momento.
Esto, si te lo dicen durante años, seguro que acabasintegrandolo como como mínimo una superstición.
Te ponen contra las cuerdas, todo es extremista: que las energías del 97% de la humanidad son perjudiciales, que la misma naturaleza terrenal nos limita y que algunos planetas nos determinan los estados de ánimo.
Ante esto,solo hay un camino para ellos, lo que recomienda el gurú, o te quedas por el camino, pero te dicen que tienes que luchar contra la energía del planeta entero! Se supone que los gurús ya lo han hecho y tienen la suficiente “generosidad” para esperarnos.
En mi caso, como ya venia de una infancia introvertida, la falta de creatividad no era una preocupación, tenía mucha, incluso demasiada, el problema es que con tantos filtros no podía expresarla con ningún arte.
Me centré solo en el estudio de elementos simbólicos y místicos en mis lecturas personales, cosa que me limitó mi crecimiento creativo.
Ver a los otros como contaminados, me hizo tener menos amigos y por lo tanto mucha menos trayectoria creativa, ya que considero un paso imprescindible el tener amigos con criterio que te puedan valorar correctamente tu obra.
Estudié filologia y literatura antes y durante la experiencia de la secta, y a mi parecer, por el auto-aislamiento que me generaba la disciplina de la secta, no terminé la carrera, sobretodo porque claramente menospreciaban la versión académica de cualquier ámbito.
Aún me encuentro en ocasiones que no sé lo que me gusta de un ámbito.
Por ejemplo me encanta la música clásica y los mantras, pero reconozco que la secta me encadenó a cierta música sin poder evolucionar en su momento, con el argumento que cualquier otra, perjudica a nivel molecular y psicológico.
Conclusiones
Es natural, que uno se supere a sí mismo, paso a paso. Estoy seguro que muchos personajes históricos que han sobresalido, tenían creencias y aspiraciones internas.
No es natural, ni saludable aspirar a lo máximo, en un grupo que simplifica y pide devoción total.
Alejarse de los demás es fácil, incluso conversar con allegados, y por dentro pensar y creer que solo es teatro y no es real.
Es posible aceptarse como animal social, que hay distintos grados de conversaciones y que incluso hay personas que te utilizan sin darse cuenta!
Ahora no se qué finalidad tengo en la vida, no me siento siervo ni soldado místico; estoy aún empezando a sentirme yo.
Me di cuenta que en los encuentros internacionales, donde podíamos ser unas mil personas, escuchando durante horas al líder y su esposa, pasaba lo mismo, él predica lo que no cumple, es todo hipocresía.
Mi dilema estaba entre un grupo gnóstico acogedor, que busca sacar lo mejor de uno mismo, de corazón, y la sociedad que conocemos, llena de variedad y malicia. Finalmente entendí que estaba equivocado, el dilema podía centrarlo en el grado de conciencia mayor en el grupo que en la sociedad, el dilema está en poder tener opinión propia, aunque no la uses, pero se te permita tenerla.
La creatividad tiene que ver con la individualidad. En el fondo creo que la dependencia hacia las sectas se alimenta de la autosuperación, algo indispensable para la paz interior. Con los grupos cohercitivos hablamos de manipular a través de sentimientos elementales, como el de sentirse acompañado, también por la comodidad de sentirse guiado y algo importante, relacionado con esta obediencia paternalista: te prometen y te comprometen en evolucionar, o sea, hacerse adulto. Cosa imposible y más si la cubren de fantasías místicas.
Si te dejas guiar, sigues siendo un niño que necesita pedir consejo para todo, no por estar perdido sino porque si tus decisiones no gustan, vienen represalias y el vacío de tus compañeros.
Mis padres-gurú simulaban ayudarme, incluso recuerdo una ocasión que Ernesto Barón pidió perdón después del sermón matinal de 5 horas a una muchedumbre en Valencia, adhiriendo que lo hacía por amor, porque lo necesitábamos para despertar, porque éramos vagos espirituales. Esto solo se asemeja a un argumento de una persona maltratadora.
Me fui de esa burbuja, porque se criticaba la hipocresía de la sociedad, pero justamente en esa burbuja la hipocresía era la formalidad más necesaria, para que todos sonriéramos, aparentando felicidad. Me fui porque las contradicciones internas, derivadas de tener opinión o criterio propio y esconderlo, me arrancaban las entrañas y no me permitían hablar con mi propia familia con naturalidad. Pero me fui sobretodo porque quería madurar de verdad y no de mentira.
Es una lección, irónicamente proveniente de una secta adoctrinante pero hipócrita, el echo de que mejorar como persona, es hacerse caso solo de uno mismo.