Marina Pereda (Miranda de Ebro, Burgos, 1989), licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra en 2011, cursó un máster en Literatura, Arte y Pensamiento en la Universitat Pompeu Fabra en 2015. Profesionalmente se ha especializado en marketing y creación de contenidos, combinándolo con la producción literaria y artística. Sus proyectos más recientes incluyen el libro de fotografías y entrevistas Manos (2018), subvencionado por la Fundación Caja de Burgos, la idea original de la obra de teatro titulada La Obra estrenada en Madrid en 2021 y la serie de autoficción Las del Opus, seleccionada por CIMA y SGAE en 2021. Estos últimos proyectos tienen como tema principal su experiencia en el Opus Dei.
Me llamo Marina Pereda y pertenecí al Opus Dei desde los 14 hasta los 25 años. Decir esta frase en un lugar público y ante una audiencia desconocida no es tan fácil como pueda parecer. Para muchas personas, hayan pertenecido o no a la institución, el Opus Dei es, evidentemente y con todas las letras, una secta. Otros no lo etiquetan como tal, pero denuncian sus prácticas coercitivas y afirman que tiene una “deriva sectaria”. Los miembros actuales y los simpatizantes del Opus Dei suelen pensar, con ciertas excepciones, que esta es de las pocas organizaciones dentro de la Iglesia Católica que tiene la mejor formación y doctrina católica.
Algunos familiares de los exmiembros, así como las personas que conocen la experiencia de entrar y salir del Opus Dei, admiten a título personal que quizá “se han hecho cosas mal” pero concluyen rápidamente que es algo del pasado, que depende de cada persona o que son casos aislados.
En un artículo publicado en El País en verano de 2023, Fernando Ocáriz, líder del Opus Dei, deja clara su postura frente a las críticas: “Los errores e incoherencias personales forman parte de la vida”.[1] No hace referencia a errores institucionales y pide que no se caiga en prejuicios o clichés al hablar del Opus Dei.
Es verdad que, si preguntamos al ciudadano medio qué es el Opus Dei, quizá le venga a la mente una imagen de familia perfecta, numerosa y con dinero. Una familia aparentemente sin problemas. Quizá la sociedad no ve la realidad completa del Opus Dei y eso les dificulta acercarse a las heridas de sus exmiembros, por lo que es más fácil quedarse con esa imagen estereotipada. En realidad, la institución tampoco parece preparada para mirarse al espejo y reconocer sus errores.
No voy a dedicar mis esfuerzos a argumentar si el Opus Dei es una secta o no, o categorizar en qué tipo de sectas se engloba. Para el debate sobre este punto me remito a un artículo publicado en el número 3 de Traspasos, con el título “Sobre el Opus Dei” que se publicó en 2012 y que, por cierto, es el único en este número cuyos autores firman de manera anónima.[2] Otros expertos han hablado sobre si es posible que haya sectas dentro de la Iglesia.[3]
Quiero centrarme en explicar por qué es tan difícil hablar tras la salida del Opus Dei y contar las iniciativas de las que he formado parte para comunicar esta experiencia.
I. PROYECTOS DE AUTOFICCIÓN
En 2021, seis años después de mi salida del Opus Dei, decidí contar cómo y por qué me desvinculé de la organización, escribiendo una historia con una estructura experimental que unía realidad y ficción. Para ello, utilizaba fragmentos de los diarios que escribí durante los años que pasé en el Opus Dei. Este texto se transformó en una obra de teatro adaptada por la Compañía Malos Hijos que llevaba por título La Obra. Se estrenó en Madrid y tuvo seis pases en dos salas independientes. El presupuesto era reducido y la compañía era amateur, por lo que su impacto no tuvo una gran cobertura mediática, pero sí tuvo un fuerte impacto personal.
Por un lado, ver una representación artística y no puramente biográfica de mi historia, me resultó terapéutico y me permitió tender puentes con personas muy diferentes que conocían o no la institución. Hablar sobre la experiencia de entrada y salida del Opus Dei desde un punto de vista más empático, sensible y profundo, evitó la mera denuncia y narración cronológica de hechos e incluso evitó el morbo. Más bien, fomentó conversaciones, diálogo, emociones y, en definitiva, empatía. Al salir del teatro, todo el mundo quería hablar sobre lo que habían presenciado y el clima general entre los asistentes era de mayor comprensión sobre la huella emocional de mi experiencia en el Opus Dei.
Al salir del teatro, descubrí que había exmiembros que se sintieron reflejados al menos en parte con el proyecto, algunos de los cuales vinieron varias veces a ver la obra. Otros no se acercaron a hablar en aquel momento, pero decidieron ponerse en contacto conmigo más adelante.
Respecto a las reacciones por parte de personas del Opus Dei, se dieron varios casos de personas cercanas a mí. En líneas generales, sentían compasión y lamentaban esa experiencia que tuve, pero recalcaban que no era su experiencia. Una persona dedicada a labores de comunicación del Opus Dei me preguntó si creía que algo debía cambiar en la institución y le pedí que, al menos, cuando alguien necesitara ayuda psicológica le ofrecieran esa posibilidad, diferenciando lo psicológico y lo ascético.
Estas reacciones en general positivas y, cuanto menos interesantes, me dejaron con ganas de llegar a un público mayor y conocer más historias además de la mía. Es sorprendente que en España no se haya realizado ninguna producción audiovisual y de impacto mediático sobre el Opus Dei, aparte de la conocida película “Camino”, estrenada en 2008. Esto me llevó a seguir pensando en otros proyectos sobre el tema. Durante los años 2022 y 2023 estuve trabajando con una antigua compañera de Comunicación Audiovisual, en un proyecto de serie de ficción sobre el Opus Dei.
Cada vez que hablábamos con un productor español o con nuestras colegas guionistas constatamos que el Opus Dei es un tema farragoso y controvertido. Cuando anuncié en mi entorno que iba a trabajar en este proyecto, que aún no ha visto la luz, volví a toparme con algunas situaciones familiares: disgusto, dolor o cierta sensación de “cuándo lo vas a superar de una vez por todas”. También encontré voces de ánimo y admiración.
En realidad, desearía que hablar de todo esto no se traduzca en términos de cobardía o valentía, sino en términos de quién puede o no hacerlo, quién lo necesita y quién no.
Porque en el imaginario colectivo, si alguien sigue hablando de un tema significa automáticamente que no lo ha superado, por supuesto. El silencio, en este contexto voluntarista y abnegado, es sinónimo de resiliencia, fuerza y madurez. Hablar, llorar y quejarse son muestras de debilidad.
Para desarrollar ese proyecto de ficción entrevistamos a unas 35 personas que pertenecieron a la institución. Cada entrevista duró 3 horas aproximadamente y mantuvimos contacto posterior. Me gustaría recalcar que estas entrevistas fueron informales. Aunque había puntos en común entre todas ellas, el objetivo nunca fue compartir los resultados en forma de ponencia. La mayoría aceptó ser entrevistada de manera anónima y accedimos a ellas por contactos personales y a través de la web OpusLibros. Mantuvimos el compromiso de que no trasladaríamos al proyecto ningún dato que pudiera identificarlas y fueron en su mayoría mujeres. Todo el mundo que tenía miedo de verse representado fundamentaba su temor en el mismo motivo: su familia. Nadie quiere hacer daño a su familia y nadie quiere discusiones, especialmente con padres y hermanos. Es lógico.
Entre los ex miembros del Opus Dei, además hay miedo a perder el trabajo, hay miedo al juicio de la sociedad y hay un miedo atroz a tener que revivir lo que ya, por fin, dejaron atrás. Por eso, muchas personas rehacen su vida sin contar a nadie que pertenecieron al Opus Dei.
Yo he vivido todos esos temores. Sin embargo, estoy aquí porque para mí, a día de hoy, existe un miedo aún mayor: la impunidad. Mi mayor temor es que la institución no cambie sus prácticas, no repare a las víctimas, y que nadie les obligue a hacerlo cuanto antes.
2. SITUACIÓN DE LOS EX MIEMBROS DEL OPUS DEI
Después del proceso de documentación con entrevistas me di cuenta de que la mayoría de las personas habla sobre lo vivido de manera anónima, solo dan la cara cuando ya sienten que no tienen nada que perder y han sanado gran parte de sus heridas.
Al entrevistar a estas personas, descubrí que hablar del pasado puede ser de ayuda, y busqué nuevas formas de dar un espacio a este tema, más allá del proyecto de serie. El objetivo al hablar de todo esto no es buscar venganza ni aprovecharse de la institución. Lo que se necesita, de manera urgente, es justicia y reparación.
Así lo están reclamando, por ejemplo, las más de 40 ex numerarias auxiliares que han denunciado a la institución por explotación laboral, trata y abuso en Argentina.[4]
Los exmiembros con los que contactamos para el proyecto de la serie describen que necesitaron medicación, atención psicológica por depresiones y estrés postraumático, experimentan síntomas de despersonalización y disociación, somatizan su malestar en forma de úlceras, trastornos de la conducta alimentaria y encuentran dificultades de índole sexual. En el caso de las personas homosexuales, su orientación sexual se ha visto reprimida y castigada, algunos aún temen al infierno y la mayoría tienen familiares que aún pertenecen al Opus Dei con quienes hay relaciones complejas por ese motivo. Todo ello mientras estaba o al salir del Opus Dei. Los exmiembros que entrevistamos manifiestan tener problemas de toma de decisiones, inseguridad y autoestima al salir de la institución, con el riesgo de entrar en relaciones de pareja tóxicas o abusivas. Como decía una chica joven a la que entrevistamos “me sentía como una mujer maltratada”. En varios casos, además había dependencia económica de la institución y tuvieron que empezar laboralmente de cero.
Estos son rasgos que he podido identificar y me hizo palpar la gravedad del asunto. A nivel personal, me ayudó a romper la creencia de que el mío era un caso aislado y que debía dejar de hablar sobre ello. Es necesario un análisis clínico y sistematizado, elaborado por parte de expertos independientes donde se informe sobre la situación de los exmiembros y los miembros actuales del Opus Dei.
Sé que 35 personas entrevistadas para un proyecto de serie pueden no ser representativo. Aun así, miremos con detalle los números que nos ofrece el Opus Dei. En abril de 2023 las cifras oficiales del Opus Dei afirmaban que hay 93.600 miembros en todo el mundo[5], en 2020 había 93.400 personas[6] y en 2014 había 90.502 miembros.[7] Para dar algo de contexto, según Infocatólica, en los últimos 10 años la Iglesia Católica ha perdido solo en España unos 2.300 sacerdotes que representan el 12 % del total y 2.100 monjas de clausura, casi el 20%.[8] Es cuanto menos sorprendente que el Opus Dei, a pesar de las controversias y escándalos, haya crecido en la última década sin que sus números apenas se vean afectados por crisis religiosas y vocacionales.
Los datos que directamente no existen o no se hacen públicos son los de las personas que se van de la institución y su nacionalidad. Desconocemos cuántos miembros se van cada año, cuánto tiempo permanecieron en la institución, cuál es su situación laboral y a qué categoría pertenecían. ¿Cómo podemos certificar, entonces, que mi caso y el de tantos otros son casos aislados? ¿Por qué la institución no retrata esta realidad y continúa hablando de “malas experiencias”?[9]
Por otro lado, el proceso de desvinculación del Opus Dei viene acompañado de un terror absoluto ante la pérdida de la fe. No todas las personas se van del Opus Dei renegando del catolicismo y, al menos inicialmente, no abandonan la práctica religiosa, pero una vez fuera del Opus Dei su única alternativa es comenzar un proceso para redescubrir su fe. Muchos acuden a grupos que recomponen los trozos de una espiritualidad voluntarista y centrada en cumplir normas.
Quienes renuncian a la práctica religiosa, llegan a ese punto con una sensación de engaño, una profunda pérdida, rabia y dolor, similar a un duelo, que muchas veces se atraviesa en medio de la incomprensión y la soledad, unido a cierto reproche de las familias o allegados vinculados al Opus Dei. Muchos llegan a afirmar que lo más triste de nuestro paso por el Opus Dei es que ya no practiquemos la fe.
Normalmente, quienes hacen un proceso de terapia profesional nada más salir de la institución desarrollan un relato más claro de lo sucedido. Algunos exmiembros también buscan otras vías de significado y terapias alternativas, convirtiéndose en carne de cañón para diferentes grupos coercitivos. Estas variadas respuestas a la experiencia vivida en el Opus Dei recuerdan a los patrones de comportamiento que explica Miguel Perlado en el capítulo 39 de su libro ¡Captados!, sobre la recuperación de ex miembros de una secta.
No olvidemos que el Opus Dei está aprobado y existe en el seno de la Iglesia Católica; no olvidemos que muchos padres no llevarían a sus hijos al Opus Dei si esta organización no fuera abiertamente católica y que muchos vuelven su mirada a la Iglesia buscando respuestas y ayuda. ¿Quién se hace cargo de las víctimas?
Algunos miembros del Opus Dei en España suelen utilizar la palabra “rebotados” para definir a los exmiembros que reclaman justicia, que sufren las consecuencias de su paso por la institución y lo denuncian. Es decir, personas que salieron del Opus Dei y se pasaron al bando opuesto, o “rebotaron”. Es importante aclarar que este término no es únicamente descriptivo de las personas que “dejan los hábitos”, en su acepción de la RAE[10], sino que en el uso común hay quienes “han salido rebotados” (es decir, verbalizan su malestar o desagrado) y quienes no. “Rebotado”, en este uso particular, es sinónimo de “rabioso”.
En un contexto de tabú, silencio y negación social nació OpusLibros, la página web en formato de foro, donde se llevan juntando todos estos “rebotados” desde hace más de 20 años. Agustina López de los Mozos creó esta página desde cero para dar información en castellano y ofrecer un espacio para que gente de todo el mundo pudiera ponerse en contacto. Lo que estoy diciendo hoy aquí no es tan nuevo: ya en 1984 María del Carmen Tapia escribió su historia y acudió al programa televisivo La Clave para denunciar estas prácticas. Yo nací en 1989 y, sinceramente, los cambios son mínimos.
La Iglesia pidió la reforma de los Estatutos del Opus Dei en 2022[11], que aún no se ha llevado a cabo. La ley española ha ido introduciendo normativas en algunas comunidades autónomas que impiden la segregación de colegios por sexo. Parece que ni por una vía ni por otra las instituciones acaban de destripar la entraña del Opus Dei y tomar medidas efectivas ante ciertas prácticas. Así que muchos exmiembros seguiremos hablando de ello hasta que haya una reparación y unas medidas de prevención eficaces.
Vuelvo a la pregunta que da título a esta intervención: ¿por qué sigues hablando de ello?
Contesto con otra pregunta que pone el foco en la raíz de esta cuestión: ¿por qué se siguen permitiendo algunas prácticas de captación del Opus Dei? Recordemos que los menores de edad pueden pedir la admisión al Opus Dei, según los estatutos de 1982.
La misma institución admite sobre el papel que no es posible pertenecer al Opus Dei legalmente hasta los 18 años. Sin embargo, es de todos conocido que cuando alguien tiene 14 años y medio está autorizada a pedir la admisión y comenzar a cumplir las normas de piedad del Opus Dei, aunque su incorporación jurídica será con 18 años. Ese fue mi caso y nada impide que siga sucediendo.[12]
Para no extenderme demasiado, me centraré en el aspecto fundamental de este compromiso de vida: el celibato.
3. LA VOCACIÓN Y LA VIDA EN EL OPUS DEI COMO MENOR DE EDAD
El celibato infantil es una práctica habitual y característica del Opus Dei, normalizada, alentada y celebrada. Constituye el principal objetivo de captación entre los y las adolescentes, ya que a esa edad no es habitual que los directores promuevan y admitan vocaciones al matrimonio.
En la primera década de los 2000 se inició una campaña de captación de 500 vocaciones al año, difundida internamente a todos los miembros de la institución y en la que todos debíamos participar.
Un niño acude a un club o a un colegio del Opus Dei donde le asignan un tutor. Normalmente este miembro del Opus Dei, después de haber entablado una relación personal y de confianza con el niño y haber detectado ciertas cualidades en él, plantea al menor si desea formar parte de la institución como miembro célibe.
Esta relación, por su propia naturaleza, es desigual, aunque el Opus Dei se empeñe en repetir que su apostolado es de “amistad y confidencia”. Normalmente, son los directores quienes deciden a quién se le plantea este camino de vida o “vocación” y por qué.
El menor, entonces, comienza a preguntarse si Dios le ha llamado desde antes del inicio del mundo, si es verdad que tiene una vocación divina y si la misión final de su existencia es ser del Opus Dei para hacerse santo, llevar almas a Dios y transformar el mundo en un lugar cristiano. También se pregunta si negarse a seguir esa llamada es un pecado y si decir que no le llevará a la condenación eterna. El niño inicialmente suele negarse ante la supuesta llamada, o se muestra dubitativo.
Si revisamos los mecanismos de captación de vocaciones del Opus Dei veremos situaciones similares alrededor del mundo: un numerario pregunta, en una salita, a solas, a un niño o una niña: “¿Crees que Dios te pide ser del Opus Dei? ¿Has pensado en ser del Opus Dei? ¿Vas a decir que no a Dios? Deberías rezar y tomar una decisión cuanto antes.”
A veces se siente especial, elegido por Dios y deseoso de entrar en un grupo de gente como él, una nueva familia. En el Opus Dei la vocación no se da espontáneamente. La idea de vocación en el Opus Dei no dista mucho de la idea de predestinación ya que Dios nos eligió “antes de la creación del mundo”.
Además, el concepto de “familia” ya ha cambiado en la mente del niño. No olvidemos que el Opus Dei se autodenomina familia, distinguiendo la “familia espiritual” de la “familia de sangre”. Josemaría Escrivá es Nuestro Padre y su madre, por consiguiente, es “la abuela”.
Cuando un adolescente se hace miembro célibe del Opus Dei siendo menor de edad su vida cambia: nada de fiestas, nada de novios ni novias, nada de planes mixtos, nada de lecturas ni películas demasiado románticas o críticas, que atentan contra la fe y la pureza. El tema de la pureza es crucial en las nuevas vocaciones, así como un énfasis en evitar la tentación o consentir cualquier tipo de excitación sexual por pequeña que sea: en cuanto sientas algo romántico o sexual, debes cortar inmediatamente con esa sensación. Esto sucede en todos los niveles de la vida, prácticamente en cualquier momento de satisfacción, que debe interrumpirse para pensar en Dios.
La nueva normalidad es: confesión semanal con el sacerdote del centro (no vale el de la parroquia), misa diaria, una hora de oración al día, lectura espiritual de libros dictados por el director espiritual, rezo del rosario y varias oraciones exclusivas del Opus Dei. Poco a poco se le va explicando que, si es mujer, no puede vestir de cierta manera. Se le instruye sobre el uso del cilicio y las disciplinas, que forman parte de las llamadas “costumbres” del Opus Dei. Todo eso entra en el concepto de vocación. Todo eso va incluido en el cheque en blanco que has firmado al enviar la carta de admisión y que se justifica cada vez que hay un mínimo cuestionamiento, con la consigna: “esta es tu vocación”. Muchos padres ignoran o normalizan estas prácticas. Las parroquias y diócesis están fuera de todo este universo, así como cualquier asociación de protección a la infancia. Es, literalmente, un mundo paralelo. ¿A quién acude el joven cuando lo necesita?
El adolescente habitualmente se agobia. También se agobian los que son captados siendo mayores de edad, por supuesto. Incluso se agobian los que nunca llegan a entrar pero a quienes se les plantea una y otra vez la vocación. Agobiarse es un verbo muy usado en el Opus Dei. Agobio, asfixia, saturación, cansancio, agotamiento mental… son sensaciones recurrentes entre los miembros provocadas por la cantidad de clases doctrinales, charlas de formación, lecturas, contenido mental al fin y al cabo que tiene un objetivo claro: racionalizar.
Para quienes llegan al último paso, la fidelidad, es muy difícil echarse atrás. En este paso, la práctica habitual es que los miembros se pongan un anillo y firmen el testamento copiado de una plantilla, que guarda el Opus Dei. En mi caso, hace 3 años que reclamé mi testamento, que tenían bien guardado.
Este es el caso de cientos y miles de personas de todo el mundo, que tardan 15, 20, 30 o 50 años en irse. Y ¿qué hacen cuando se van? Normalmente hay dos vías posibles: una, callar y tratar de seguir con su vida o dos, acudir a OpusLibros o una fuente de información similar.
4. ÁGORA COLOQUIOS: UN CANAL DE YOUTUBE PARA DAR VOZ A LAS VÍCTIMAS
En el último año han surgido canales de YouTube como Ágora Coloquios, y el canal Ágora Coherencia, que han dado un nuevo impulso a la voz de los exmiembros, permitiéndoles conectar a través de la voz y la imagen. Que los exmiembros se junten y hablen públicamente es algo que no había sucedido hasta ahora.
Ágora Coloquios es el canal donde yo participo y que se ha ido desarrollando por voluntarios. Cada viernes se organizan llamadas en Zoom que quedan grabadas y se suben a YouTube. En estas conversaciones abiertas y públicas se analiza la situación actual del Opus Dei, se deciden los temas para integrar las experiencias pasadas y se contrasta información invitando a periodistas y expertos.
En definitiva, se acompaña en el proceso de reconstrucción personal y se ofrece información veraz y contrastada de manera asertiva. Muchas personas se conectan bajo pseudónimo ya que no quieren o no pueden dar sus datos personales. Muchos testimonios se comparten gracias al uso de inteligencia artificial, que mantienen la humanidad del testimonio y preservan la identidad de la víctima.
A seis meses del inicio, el canal cuenta con 2.000 suscriptores, más de 14.000 visitas semanales y unos 100 miembros que aportan mensualmente a su sostenimiento.
La peculiaridad del canal Ágora Coloquios es que cuenta con la presencia de algunos miembros actuales del Opus Dei que – a título individual, no institucional – también se conectan para escuchar la voz de las víctimas, para dar su opinión en un espacio de libertad y respeto. Por primera vez en la historia, tanto miembros actuales como ex miembros de la institución hablan en un entorno donde se sienten verdaderamente escuchados, respetados y acogidos en un espacio no violento.
En mi caso, tomar contacto y colaborar con este canal me ha permitido conocer las historias de cientos de personas que no han tenido acceso a terapia psicológica, que han denunciado los abusos de todo tipo en el seno de la institución o que han sufrido la manipulación de la salud mental por parte de algunos directores del Opus Dei. También me ha permitido entender cómo funciona el abuso psicológico y espiritual, y cuántas ramificaciones tiene el daño vivido por estas personas en la institución.
Desde mi perspectiva como profesional de la comunicación y la creación de contenidos digitales, colaboro como moderadora, participo en los grupos de apoyo que se han ido creando y animo a las personas a seguir contando su experiencia a través de recursos como el arte y la escritura mientras recuperan su creatividad.
En las últimas llamadas se está dando un fenómeno interesante: la gente se queda después de que se pare la grabación. Entonces, siguen hablando, algunos dan su nombre y su cara. Se sienten seguros. La mayoría de las personas sobre todo necesita hablar y recordar que lo que vivieron fue real, que no son los únicos y reconocer los patrones de conducta por parte de la institución en todo el mundo. Quienes han salido recientemente precisan ayuda, acompañamiento o información. Para muchas personas, ver estos vídeos con miembros de su familia les ayuda a hablar de lo que vivieron y tener un apoyo extra.
En este contexto, lo que nadie les pregunta es “¿por qué sigues hablando de ello?”. Más bien dicen: “enhorabuena por hablar, por fin, después de tantos años. Gracias por contar tu historia. Te entiendo porque lo he vivido. Me ayuda escucharte.” En el Opus Dei nos hicieron creer que nuestro caso era algo muy raro, muy aislado, y que si nos fuimos es porque había algo mal en nosotros. En el Opus Dei cualquier error se atribuye a la persona. Ahora podemos volver a juntarnos, ver los patrones de comportamiento en distintos países y poner nombre a lo que sucedió. Si alguien necesita ocultarse para poder dar su testimonio es porque tiene miedo. Mientras el miedo continúe, es necesario seguir hablando, protegiendo a los exmiembros y miembros actuales, y creando espacios seguros. Desde mi perspectiva, cada paso en construir este espacio supone un paso adelante en reconquistar la libertad espiritual, la libertad de conciencia y la libertad de expresión que un día nos fue arrebatada.
Doy gracias a todos los colaboradores y participantes del canal Ágora Coloquios, OpusLibros y Ágora Coherencia por impulsar estos espacios y, también, a los organizadores y participantes de los Encuentros Nacionales sobre Abuso Psicológico y Sectas.
[1] Perlado, M., & Perlado, M. (2023, septiembre 4). El Opus Dei, en la encrucijada. HemeroSectas. Artículo de Daniel Verdú publicado originalmente en El País (disponible bajo suscripción) https://hemerosectas.org/opus-dei-169/
[2]S.C., L.V., C.B., M.C. (diciembre, 2012). Traspasos, nº3: ¿La Iglesia en venta? Recuperado de https://bastadesectas.files.wordpress.com/2012/12/traspasos-nc2ba3.pdf
[3]Luis Santamaría (4 de febrero de 2016). Página web Opus Info, publicado originalmente en el sitio online de Aleteia: ¿Puede haber sectas dentro de la Iglesia? Recuperado de https://www.opus-info.org/index.php/Puede_haber_sectas_dentro_de_la_Iglesia%3F
[4]Bistagnino, P. (2023, junio 28). Más de 40 años explotando a niñas en nombre de Dios: el silencio y secretismo de la escuela de sirvientas del Opus Dei. elDiario.es. https://www.eldiario.es/sociedad/40-anos-explotando-ninas-nombre-dios-silencio-secretismo-escuela-sirvientas-opus-dei_1_10330037.htm
[5]Bastante, J. (2023, 11 abril). Un Opus Dei asediado por escándalos de abusos se juega su futuro en un congreso extraordinario exigido por el Papa. elDiario.es. https://www.eldiario.es/sociedad/opus-dei-asediado-escandalos-abusos-juega-futuro-congreso-extraordinario-exigido-papa_1_10109305.html
[6]opusdei.org. (s. f.). Datos Informativos sobre el Opus Dei en España (2020). Opus Dei. https://opusdei.org/es-es/article/datos-informativos-opusdei-2020/
[7] opusdei.org. (2014, 12 diciembre). Algunos datos sobre la Prelatura del Opus Dei. Opus Dei. https://opusdei.org/es-es/article/la-prelatura-del-opus-dei/
[8]De InfoCatólica, R. (2022, 4 mayo). La Iglesia en España se está quedando sin religiosas y cada vez tiene menos sacerdotes y seminaristas. InfoCatólica. https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=43329
[9] Desde la presentación de esta ponencia han salido más casos a la luz de explotación laboral de menores y prácticas de captación coercitiva. El Opus Dei ha salido al paso respondiendo a estas alegaciones con notas aclaratorias institucionales en torno a las “malas experiencias personales”. opusdei.org. (n.d.). Algunas aclaraciones sobre un reportaje publicado en el “Financial Times Magazine.” Opus Dei. https://opusdei.org/es-es/article/financial-times-magazine-opus-dei-numerarias-auxiliares/
[10] Rae, & Rae. (n.d.). rebotado, rebotada | Diccionario de la lengua española (2001). «Diccionario Esencial De La Lengua Española». https://www.rae.es/drae2001/rebotado
[11]Lettera Apostolica in forma di «Motu Proprio» del Sommo Pontefice Francesco “Ad charisma tuendum”. (2022, 22 julio). https://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2022/07/22/0551/01134.html
[12] Opus Dei. (2016, 5 junio). Estatutos del Opus Dei. Capítulo III. https://opusdei.org/es-es/article/estatutos-del-opus-dei/