El iceberg de la persuasión coercitiva

Inma Esteban. Psicóloga sanitaria experta en conductas adictivas. Formación y experiencia en la intervención en crisis y emergencias y en la prevención e intervención con mujeres víctimas de violencia de género. Miembro de la AIIAP. 

La persuasión es una poderosa herramienta de influencia social, un estilo de comunicación por la que un emisor, intencionadamente, provoca un cambio en las actitudes, creencias y/o acciones del receptor, mediante la transmisión de un mensaje que puede rechazarse o aceptarse por este último (Perloff, 1993). En el presente artículo, se abordará el uso de un tipo de persuasión, la coercitiva, ejercida en un proceso de captación por parte de una secta.

La persuasión como tal, es una habilidad inherente al acto comunicativo que busca convencer, influir y cambiar una serie de pensamientos, actitudes y conductas en una persona o varias por parte de otra persona o grupo (Cuevas y Canto, 2006). Estos autores, además, señalan que la persuasión no constituye un daño por sí misma y se da en multitud de contextos donde existan interacciones humanas. Por ejemplo: en la comunicación de un vendedor de cursos online, en una charla de filosofía clásica, una clase de yoga o incluso en las relaciones del día a día con los demás. Otro aspecto a destacar es que la persuasión resulta ser un acto deliberado por parte de la persona o grupo que la ejerce para conseguir un objetivo.

Una vez definido lo que es persuasión, se debe profundizar en el significado de persuasión coercitiva. Según el diccionario, coerción se define como; “presión ejercida sobre alguien para forzar su voluntad o su conducta” (Real Academia Española, s.f., definición 1). Esta presión se traduce como fuerza. Más concretamente, se entiende por coerción el uso deliberado de la fuerza sobre una persona o varias para forzar su voluntad, esto es, impedir u obligar a alguien a hacer algo. En palabras de Cuevas (2016), doctor en psicología que dedicó su tesis doctoral a la persuasión coercitiva en contextos grupales, esta sería definida como: “cualquier acto deliberado de una persona o grupo de influir en las actitudes o conductas de otras personas, apoyándose en el uso de la fuerza (ya sea física, psíquica o social), directa o indirecta, manifiesta y/o latente” (Cuevas, 2016).

Por tanto, se entiende por persuasión coercitiva, cualquier acto intencionado por parte de una persona o grupo de personas de influir en las creencias y conductas de otras personas utilizando como medio, la coerción, esto es, la fuerza.

El proceso de captación por parte de un grupo coercitivo o secta coercitiva es un proceso continuo que pasa por diferentes etapas, de menor a mayor compromiso con el grupo. siendo la primera la más importante por ser la que confiere mayor atractivo para la persona, la que sirve de “gancho” para atraerla. En palabras de Ramiro Pinto (1998): “Ninguna Asociación se presenta diciendo: somos una secta destructiva, te vamos a lavar el cerebro, ¿quieres venir con nosotros?”.  Por este motivo, una secta coercitiva no se acercará con actitud amenazante, sino todo lo contrario, se acercará, o bien se presentará de forma educada, agradable y aparentemente inofensiva.

A continuación, se detallan las cuatro etapas del proceso de captación (Rodríguez-Carballeira, 2004) teniendo en cuenta su carácter continuo, de duración y límites flexibles y que van sucediendo de forma correlativa:

  1.  Atracción-seducción: aquí el acercamiento a la persona se hace con mucho cuidado, ya que de ella se extraerán las primeras impresiones. En esta fase, el objetivo es impactar agradablemente en la persona para hacerla sentir querida y protegida dentro del grupo.
  2.  Captación: En esta fase la persona acepta formar parte del grupo. El proceso para lograr la captación se realiza sobre todo por vía emotivo- afectiva, más que por vía racional. El objetivo aquí consiste en lograr que esta centre sus metas en el grupo.
  3.  Conversión: Esta fase supone la culminación de la transformación de la persona y la asunción de una nueva identidad. Las sectas preparan a los/las adeptos/as para que, tras compartir y comprometerse en una acción, pasen a compartir y comprometerse en una creencia.
  4.  Adoctrinamiento: En esta fase se consolida la nueva identidad de la persona y se sigue profundizando en la doctrina que el grupo profesa. Esta pasa a ser reclutadora y educadora de otras personas.

Rodríguez-Carballeira (1994) detalla en su libro “El lavado de cerebro: Psicología de la persuasión coercitiva”, las diferencias técnicas de persuasión coercitiva en función de los diferentes aspectos del comportamiento sobre la que se ejerce la coerción (ambiental, emocional, cognitivo y disociativo).

A modo más visual y esquemático se ha elaborado un documento gráfico (ver Figura 1) donde se agrupan estas técnicas de persuasión coercitiva (Cuevas y Canto, 2006; Rodríguez-Carballeira, 1994) de menor a mayor coerción ejercida y sus correspondientes fases, a saber, atracción-seducción, captación, conversión y adoctrinamiento. A continuación, se presenta un resumen de las mismas ofrecido por los autores Cuevas y Canto (2006):

  1.  Técnicas de control ambiental

Este tipo de técnicas pretenden alejar a la persona de su lugar de origen y de sus seres queridos, familiares y amigos. Las diferentes técnicas de control ambiental que clasifica Rodríguez-Caballeira (1994) son: el aislamiento, el control de la información, la creación de un estado de dependencia existencial y el debilitamiento psicofísico. La técnica de control ambiental basada en el aislamiento pretende alejar a la persona de todo su espacio íntimo y personal (Rodríguez-Carballeira, 1994). Este alejamiento puede ser tanto físico como afectivo si la persona convive con su familia disminuyendo significativamente la interacción con la misma, en pro de atender las demandas de la persona o grupo que pueda estar ejerciendo la persuasión coercitiva sobre ella.

Los autores Singer y Lalich (1997) hablan también de control de tiempo y ambiente físico como un segundo aspecto de ese aislamiento, que no solo es social, con respecto a las redes de apoyo de la persona. De esta forma, si se controla también el tiempo total o parcialmente de la persona, se consigue la separación total de los lazos de esta previos al grupo. El control de la información, según Rodríguez-Caballeira (1994), consiste en limitar el acceso de aquella información que sea externa a los intereses del grupo, alegando sin evidencias claras que sustenten las argumentaciones, que esa información es dañina o poco práctica para la persona. Por ejemplo, pueden restringirse e incluso prohibirse llamadas de teléfono, la correspondencia, el uso de internet y visitas de personas no aceptadas por el grupo, que de alguna manera puedan persuadir a la persona en dirección contraria a los intereses de este.

Este mismo autor explica que, en la creación de un estado de dependencia existencial, se insta a la persona a mimetizarse con las ideas, actitudes, lenguaje y estilo de vida del grupo, hasta el más mínimo detalle, de tal forma que todas las decisiones de esta acaban siendo controladas por el mismo, desprendiéndose finalmente de su capacidad crítica. Asimismo, se llegará a amenazar a la persona de la posible expulsión del grupo en caso de salirse de las premisas y consejos del grupo, con lo cual la persona desarrollará un miedo considerable a desviarse de ese camino por las posibles consecuencias negativas, incrementando así la dependencia del grupo.

En cuanto al debilitamiento psicofísico, puede explicarse comparándolo con el estado de indefensión aprendida (Seligman, 1981), en el que la persona adepta acaba asumiendo con resignación todo aquello por lo que está pasando, reaccionando de forma pasiva a cualquier situación conflictiva o estresante, aunque en algún momento hubiese posibilidad de evitarla o escapar. Este debilitamiento puede conseguirse de tres maneras: 1. Imposición de un régimen de alimentación empobrecido mediante una dieta insuficiente o desequilibrada; 2. Limitación de las horas de sueño y 3. Explotación de la energía personal hasta el agotamiento físico y psicológico (Rodríguez-Caballeira, 1994).

  1.  Técnicas de control emocional

En este tipo de técnicas, Cuevas y Canto (2006) utilizan la metáfora del “volumen del transistor” para explicar cómo estas impactan en los sentimientos y emociones de forma desproporcionada, esto es, disminuyéndolas o incrementándolas en momentos inadecuados provocando confundir a la persona en la situación que está viviendo en ese momento. El control emocional sobre la persona oscila entre la activación de emociones positivas, por ejemplo, a través de los halagos, y la activación de emociones negativas. Esto puede conseguirse de dos maneras: mediante la activación emocional del gozo y mediante la activación emocional del miedo, la culpa y la ansiedad con la aplicación selectiva de premios y castigos.

  1.  Técnicas de control cognitivo

Engloba todas aquellas técnicas dirigidas a anular la capacidad de la persona de pensar por sí misma, de confundir y alterar los procesos mentales dificultando su capacidad crítica, de forma que la singularidad del individuo se pierde para formar parte de la singularidad del colectivo o grupo. Todo ello se consigue mediante la denigración del pensamiento crítico, el uso de la mentira y el engaño, la demanda de condescendencia e identificación con el grupo, el control de la atención, el control del lenguaje y la alteración de las fuentes de autoridad (Cuevas y Canto, 2006; Rodríguez-Carballeira, 1994).

  1.  Técnicas de inducción de los estados disociativos

Se trata de un conjunto de técnicas orientadas a alterar los estados de conciencia y que facilitan separar a la persona de su personalidad y estilo de vida. Galper (1982) afirma que el mantenimiento de este estado alterado de conciencia es la característica que más destaca en el entorno de las sectas coercitivas.

Para este fin se utiliza el uso de cánticos, mantras y “hablar en lenguas”, esto es, expresarse, sumergido en un intenso estado emocional y sugestivo con sonidos difíciles de entender, se practica también la meditación, oración y “no pensar”, donde se pretende separar a la persona de su estado material en pro de un “acercamiento espiritual y divino” a un ente superior, como Dios o a cualquier otro ser alabado por el grupo. Por otro lado, también se utiliza la sugestión, la hipnosis y el entrar en trance, haciendo creer a la persona que está viviendo una experiencia mística.

Por último, también pueden usarse drogas, como por ejemplo la ayahuasca, para facilitar a la persona que entre en un estado alterado de conciencia, bien desinhibiendo o inhibiendo a esta cognitiva, emocional y conductualmente (Cuevas y Canto, 2006).

Figura 1

Técnicas de persuasión coercitiva en un proceso de captación utilizando la metáfora del iceberg

Nota: elaboración propia

La figura en sí es una adaptación de la conocida metáfora del iceberg, que se utiliza para explicar el proceso de evolución de la violencia de género (Amnistía Internacional España, 2020) y que, además, comparte algunas de las mismas técnicas de las que hablan los autores citados anteriormente. Es importante tener en cuenta que esta coerción psicológica al principio es prácticamente imperceptible. De hecho, la base del iceberg está constituida por todas aquellas técnicas de control emocional relacionadas con la activación del gozo y, en general, con el arropamiento exacerbado de afecto para conseguir una mayor atracción. Es por ello, que las técnicas emocionales adquieren mayor protagonismo y presencia en esta primera fase de atracción/seducción, ya que lo que caracteriza esta fase es el “bombardeo de amor”, donde se ofrece afecto, compañía y la posibilidad de contar con “auténticas amistades” (Cuevas y Cantó, 2006).Ya Ramiro Pinto (1998) advertía que las sectas destructivas no pueden presentarse como tal en un primer momento, se trata de grupos de personas que no suelen ir “de cara”, fingiendo honestidad y buenas intenciones, disfrazando así sus objetivos e intereses más perversos.

Con las técnicas de control ambiental (sesiones maratonianas, control de la información, aislamiento, control del tiempo y ambiente físico, etc.) se intenta mantener a la persona lo más ocupada posible, de forma que las nuevas actividades que el líder le encomienda, se solapan con aquellas que anteriormente realizaba, de tal forma que la persona acaba por abandonar estas últimas y se facilita cada vez más el alejamiento de su anterior estilo de vida, así como el aislamiento físico y emocional de su familia y amigos (Cuevas y Cantó, 2006; Rodríguez-Carballeira, 1994)

A medida que la persona va involucrándose con el grupo, el control emocional se ejerce mediante chantajes y aplicación selectiva de premios y castigos, de forma que, el miedo a perder el afecto y la aceptación del grupo hará que la dependencia con el grupo y su líder se vaya consolidando. Paulatinamente, se van combinando técnicas emocionales positivas con otras técnicas de tipo cognitivo y ambiental que no harán sino confundir todo el sistema de creencias de la persona alejándola cada vez más de su anterior personalidad y de sus anteriores redes de apoyo familiar y social.

A modo de conclusión, Cuevas y Canto (2006) advierten que no es necesario que se cumplan todas las técnicas de control, como tampoco que la secta aborde todas las variables evaluadas y añaden que una secta será en mayor o menor grado destructiva en base al tipo de técnica que utilice, su frecuencia y la cantidad de áreas sobre las que ha ejercido su control persuasivo. Por otro lado, Pinto (1998), señala que las fases son escalonadas y que dependen una de otra, de forma que no se puede pasar a la siguiente sin haberse completado la anterior fase. Finalmente, el autor concluye que el proceso de captación funciona como un sistema de producción en cadena.

Como posibles líneas de investigación, se plantea aunar esfuerzos en pro de la prevención mediante una mayor sensibilización y psicoeducación en la población en general. En este sentido, incluir el conocimiento de estas técnicas y el funcionamiento de estos grupos en el catálogo de servicios de los/las profesionales de la psicología, entre otros/as, sería útil para facilitar a las personas que se hayan visto en una situación de abuso psicológico por parte de una persona o grupo, a pedir ayuda, ya que aún no se conocen muchos recursos especializados en este tipo de intervenciones.

Por otro lado, sería interesante realizar acciones de prevención dentro de las Unidades de Prevención Comunitaria de Conductas Adictivas (UPCCA), teniendo en cuenta que muchos de estos grupos dirigen su atención a jóvenes, muchos/a de ellos/as menores de edad, aprovechando que la persona se encuentra aún en un proceso de construcción y estabilización de su identidad. Se habla, pues, de un colectivo especialmente vulnerable, más receptivo a elegir otras formas de comportarse, sobre todo eligiendo aquellas que resulten más claras y rápidas dentro de un periodo crítico como es la adolescencia y juventud donde la persona está en ese proceso de maduración y formación (Rodríguez-Carballeira, 2001).

En lo que respecta al trabajo desde la UPCCA, se habla concretamente de una prevención primaria, que es aquella que se realiza antes de que surja un posible problema de conducta de abuso o adicción, incidiendo directamente en los factores de riesgo y protección. En este caso, una buena estrategia de prevención sería la realización de talleres de comunicación efectiva y saludable, diferenciándose de aquella que no lo es y que se basa en técnicas de persuasión coercitiva.

Otra idea fundamental, es que muchos de estos grupos de abuso psicológico utilizan Internet, más específicamente las redes sociales como Facebook. Instagram, Tik Tok, etc., para llegar más fácilmente al colectivo de jóvenes. En este sentido, desde las Unidades de Prevención Comunitaria de Conductas Adictivas, se trabaja el uso saludable versus el uso problemático de las TIC (Tecnología de la Información y las Comunicaciones), entre otras acciones preventivas, que resultan ser la puerta de entrada a un “catálogo” infinito de ofertas laborales idílicas y promesas de éxito económico muy atractivas que, en muchos casos, resultan ser estafas financieras u otro tipo de engaños que pueden generar consecuencias psicológicas muy negativas en la persona, tanto en el proceso de su relación con el grupo como después, una vez se ha descubierto el engaño.

Finalmente, como el conocimiento es poder, de la misma manera que las sectas coercitivas publicitan sus actividades para atraer malintencionadamente a sus “presas”, los/las profesionales de la psicología tienen el poder y la legitimidad que ofrece la colegiación, de sensibilizar a la población sobre este tema. Así pues, informando a la población de cómo funcionan estos grupos se hará más visible esta problemática social y, al mismo tiempo, se disminuirán las oportunidades de estos grupos o sectas coercitivas de actuar para perjudicar la integridad física y psíquica de las personas.

Referencias bibliográficas

Amnistía Internacional España. (2020, 20 de agosto). La #ViolenciaDeGénero es como un iceberg. Comienza con formas sutiles como el humor sexista o la invisibilización hasta que se transforma en abusos agresiones y asesinatos. Hoy que se habla del presunto caso de Cartagena analizamos la violencia de género [Actualización de Facebook]. Facebook. https://www.facebook.com/amnistia.internacional.espana/photos/a.163679574929/10157995024384930/?type=3

Cuevas, J. M. (2016). Evaluación de persuasión coercitiva en contextos grupales [Tesis doctoral]. Universidad de Málaga.

Cuevas, J. M., & Canto, J. M. (2006). Sectas: Cómo funcionan, cómo son sus líderes, efectos destructivos y cómo combatirlas. Aljibe.

Galper, M. F. (1982). Extremists, religious cult, and today’s youth. Newsletter of Academy of San Diego Psychologist, 1(1), 1-6.

Perloff, R. M. (1993). The dynamics of persuasion. Lawrence Erlbaum Associates.

Pinto, R. (1998). Las sectas al descubierto. CCS.

Real Academia Española. (s.f.). Coerción. En Diccionario de la lengua española. https://dle.rae.es/coerción

Rodríguez-Carballeira, A. (1994). El lavado de cerebro: Psicología de la persuasión coercitiva. Marcombo.

Rodríguez-Carballeira, A. (2001). Sectas coercitivas y juventud. Estudios de juventud, (53), 45-58.

Rodríguez-Carballeira, A. (2004). La actuación de las sectas coercitivas. Eguzkilore: Cuaderno del Instituto Vasco de Criminología, 18, 247-268.

Seligman, M. E. P. (1981). Indefensión: En la depresión, el desarrollo y la muerte. Debate.

Singer, M. T., & Lalich, J. (1997). Las sectas entre nosotros. Gedisa.

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